1. El Mas Salvà, una granja del siglo XIII, sin luz eléctrica ni agua corriente, en cuyas estancias y habitaciones se pueden experimentar distintos niveles de rough luxe.

2. Una casa típica de la zona, que alberga un pequeño hotel de seis habitaciones y un bungalow de elegante rusticidad, así como un obrador donde con ingredientes propios elaboran productos ecológicos que llevan a la mesa, y venden, allí mismo o en la tienda de la playa La Fosca en Palamós: mermeladas, miel, conservas, queso, vino, aceite (coupage de las variedades arbequina y argudell, autóctona de la zona).

3. La piscina.

4. Una maravilla de bodega enterrada, con el inconfundible sello de RCR Arquitectes. Tan respetuosa con el medio, que en su construcción se utilizó acero corten reciclado de cascos de barcos mercantes, y ni una gota de cemento. La luz se cuela dentro a través de las rendijas entre planchas y los huecos que dejan el terreno y las piedras, dibujando espacios. Y en la subterránea oscuridad, en pasillos con climatización controlada, maduran sus vinos naturales, que se presentan sin etiqueta, sustituida por una cápsula metálica (oxidada para el tinto, pulida para el blanco) con la información serigrafiada. De la viña cuida, con métodos ecológicos, el enólogo Josep Trallero, y puedes visitar la bodega y participar en sus catas aunque no estés alojado en el hotel.