Observar la caída de la tarde y la llegada del crepúsculo desde la azotea del InterContinental Barcelona es una de las experiencias icónicas más recientes de la ciudad. Todo el hotel ha sido reformado a lo largo de los últimos años y su Restaurante Pop-Up, ubicado en la terraza que da al MNAC (la otra da al PobleSec), ofrece sin duda una de las vistas más vertiginosas de Barcelona. Su cocina es el otro motivo para visitarlo, una oferta equilibrada de platos mediterráneos y sudamericanos con ingredientes de Km0, que celebra lo mejor de la comida local del verano.