Ubicado en las laberínticas calles del pintoresco barrio Gótico, cerca del Ayuntamiento, el interior del restaurante y su menú tienen un aire atemporal. El ambiente es íntimo y cuenta con diferentes opciones donde sentarse a comer, en la barra, con vista a la cocina, o en la sala, con asientos tipo banqueta. Un entrepiso enmarcado por un arco de piedra balconea hacia la sala. La oferta gastronómica es de temporada y se hace hincapié en el producto. El chef Jordí Parramon ha creado un menú breve pero variado con algunas recetas tradicionales catalanas ligeramente reinterpretadas. Platos sabrosos para compartir o raciones individuales, según la época del año, como la Bandeja de mejillones bouchot salteados, la Oreja hervida, confitada y después rebozada, las Cigalas cebadas y flameadas, las Costillas de conejo al ajo, la Panceta confitada con gambas, Sardinas marinadas con uvas, las Pilotillas mar y montaña o el Canelón de pato.