En la carta, que firma el head chef Ulan Beishenaliev y ejecuta Ángel Villa, Japón está muy presente, pero el menú se describe mejor como panasiático. Los entrantes, pensados como tal, ofrecen opciones templadas y calientes, como pak choi de salmón, tempura de gambas, pollo karaage, tataki de salmón y atún o, cómo no, unos tradicionales muslitos de picantón al estilo coreano (también picantón) entre sus filas.

Las sopas, otro plato del universo panasiático, merecen mención aparte, con una fantástica Tom Yum de marisco (una sopa tailandesa poco conocida en Barcelona), la Pho Bo o el ramen de ternera tradicional, todas ellas ofreciendo sabor y mostrando identidad en cada cucharada.

Y si puede existir el mejor shawarma de Barcelona, seguramente será el de Keanu, de cordero o pollo, que acaba de incorporarse a una carta que, aunque definida, busca en esta primera etapa conectar con los gustos de la clientela barcelonesa y ofrecer una experiencia única y memorable.