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Moritz

Por Brian Gallagher 28.11.12

Albert Castellón es el director general de Moritz, la clásica empresa de cerveza barcelonesa que desde su relanzamiento en 2004 (después de varias décadas inactiva) se ha consolidado como una marca icónica asociada a la ciudad de Barcelona a través de estrategias de marketing que dan prioridad a las actividades culturales y las iniciativas en línea. Dentro del congestionado mundo de la comunicación, Moritz se ha esforzado en consolidar su marca mediante la inversión en una vanguardista fundación: La Fábrica Moritz (B-Guided # 50 Invierno 2011/12), que reúne arquitectura de vanguardia, gastronomía mundial de primer orden, actividades culturales, así como su propia historia en la ciudad, es decir, los ingredientes que definen la propia Barcelona. Con un nuevo 'wine bar' y la apertura de otro restaurante en ciernes tuvimos recientemente la oportunidad de conocer a Albert Castellón con el fin de obtener más información sobre la marca y su filosofía.

La asociación de una bebida con un lugar y cultura concretos se ha convertido en una buena estrategia de marketing, Guinness en St. James Gate en Dublín, donde se está promoviendo el día de Arthur Guinness como un día de fiesta nacional, Heineken en Amsterdam, o Carlsberg en Copenhague. ¿Por qué crees que la cerveza se ha convertido en un medio legítimo para la expresión cultural durante aproximadamente la última década?

Una marca cultural es aquella que, mas allá de hacer publicidad y explicar sus valores tanto racionales como emocionales, es la manifestación de un estilo de vida, de una forma de ser y eso es lo que normalmente conocemos como cultura ¿no?, por lo tanto creo que esa realidad de que las marcas de cerveza sean marcas culturales y que además estén vinculadas a los territorios que la vieron nacer hacen que sea bastante común que una marca cervecera acabe apadrinando la cultura del lugar. Eso crea unos valores de pertenencia muy potentes entre el consumidor y la marca y hace que ese vínculo sea muy diferente al de otras categorías de productos. En el caso de Moritz diría que además, la creación de esa marca cultural, la hemos hecho de una forma diferente mediante la promoción continua de actividades que hablan por nosotros y esas actividades acaban siendo actividades culturales muchas veces.

Aunque hay una pequeña fábrica de cerveza en la recientemente reformada Fábrica Moritz en Barcelona, la fábrica comercial se encuentra en Zaragoza, ¿hay una dicotomía entre la cerveza que se asocia con la ciudad y que se está fabricando en otra parte?

Yo creo que no hay ninguna dicotomía, es decir, cuando tu coges un iPhone ves que pone detrás designed by Apple in California y no pone donde está fabricado. Seguramente no es en California sino en China, y nadie tiene ninguna duda que iPhone es un producto americano y, en concreto, californiano.

El caso de La Fabrica Moritz de Barcelona es la remodelación de una antigua fábrica en el centro de la ciudad, a cinco minutos del centro histórico, una micro-cervecería que es una réplica a pequeña escala de una cervecería industrial. Con una pequeña variación de la receta, la que hacemos aquí en la ciudad se diferencia de otras cervezas comerciales, es una cerveza que no se pasteuriza, más fresca, y se consume aquí sin haber sido almacenada.

La gran ventaja de tener una microcervecería es que el proceso de elaboración se puede explicar in situ, la cultura de la cerveza no es particularmente común en España o Cataluña, y sirve para explicar cómo se hace, cómo el agua es un ingrediente fundamental, la levadura, o qué papel juega la malta en el proceso básico…

La decisión de ubicar la Fabrica Mortiz en la Ronda Sant Antoni en el límite del barrio del Raval se podría describir como una estrategia arriesgada, aunque la zona está cambiando, aún está algo al margen y es más residencial que turístico. A largo plazo las actividades y los restaurantes se dirigirán más al público local o a los visitantes de la ciudad?

Nosotros estamos aquí porque aquí es donde estaba la fabrica, es decir, no había mas opciones. Curiosamente cuando se construyó la fabrica en el año 1860, esto eran las afueras de Barcelona, de hecho, el numero 41 de la ronda de Sant Antoni fue una de las primeras edificaciones que tuvo el Eixample. La Ronda Sant Antoni podría describirse como una frontera entre una Barcelona más convencional, como el  Eixample, y una más multicultural y mas joven como sería Ciutat Vella. Aunque la Ronda no está en el circuito turístico clásico, acaban acercándose, ya que el FAD, el MACBA y otros atractivos culturales están a dos minutos a pie desde aquí. Estamos interesados en el turismo local, españoles y extranjeros, un visitante urbano que busca una experiencia más cosmopolita, un sector en crecimiento en Barcelona.

Una de las ambiciones subyacentes detrás de la Fábrica Moritz es la de democratizar la excelencia culinaria mediante la provisión de dos restaurantes gastronómicos, un bar de vinos con más de 400 referencias y una panadería propia. La inspiración viene de la comida catalano/alsaciana (en homenaje a las raíces de la familia Moritz) y supervisada por el chef estrella Michelin Jordi Vilà. ¿Cuáles son las características principales del menú al combinar la comida con la cerveza?

Con la Fábrica Moritz hemos hecho un esfuerzo para reunir todas las recetas gastronómicas de todo el mundo que combinan con la cerveza. En este sentido, Cataluña y España ya tiene algunas interesantes propuestas gastronómicas autóctonas, por ejemplo, los fritos andaluces que trabajamos a fondo, son el acompañamiento perfecto. Esa es la razón por la que hemos elegido platos alsacianos y platos que incluyen cerveza como ingrediente. Junto a Jordi Vila hemos intentado amalgamar estas recetas sin tener que recurrir a la fusión, que en mi opinión, y por definición, destruye la identidad de los dos elementos que se unen. La singularidad de cada gastronomía debe ser respetada. La cerveza se ha utilizado como un hilo conductor, pero desde la perspectiva de la cocina catalana, la mediterránea y sus tradiciones.

¿Cuándo podemos esperar la última pieza de la colección que se planeó, el restaurante del sótano?

El restaurante del sótano, que ya tiene nombre, 'La Brasserie de Moritz' es un proyecto para este año 2012.

Está pensado para hacer un propuesta diferenciada de la oferta de tapas y de frito de la cervecería, va a ser un restaurante más formal, pero que va a explorar la parte mas lúdica y social, por encima de refinamierntos elitistas y burgueses, mucho más dinámico y más urbano.

Cada vez más la presencia de las latas por las calle es visible y crea desempleo en España, la marca Moritz esta fuera de este fenómeno, ¿es esta también una estrategia de marketing? ¿por qué nunca se ven las latas de Moritz por las calles?

Moritz no esta en el mundo latero porqué no queremos estar, es una decisión de las marcas, el estar o no estar. De hecho nosotros comercialmente estamos muy atentos a nuestros equipos comerciales, además de los problemas de salud que puede tener este mercado, es una competencia a los clientes principales de estas empresas como la hostelería, porque de hecho este fenómeno crea mucha desocupación laboral.

La marca Barcelona ha tenido un éxito excepcional en el escenario mundial cultivando una imagen de una ciudad basada en los valores liberales, la diversidad, la creatividad y la apreciación del diseño y de la arquitectura. ¿Cree usted que la actual presión por la independencia catalana podría ser contraproducente o lo considera un siguiente paso lógico?

Como representante de una red comercial, para mi es muy difícil posicionarme políticamente pero lo que sí que puedo decir, es que una de las finalidades de Moritz es que los catalanes estén contentos, porqué si lo están, saldrán más y tomaran más cerveza, creo que la singularidad de Barcelona es independiente de afiliciones políticas, de un sentido o de otro, y no tiene porqué afectar al dinamismo de una ciudad que casi es como un pequeño estado.