Si el disco anterior era el despertar de una estrella del R&B, con un sonido exquisito y sedoso, y fuertes referencias a grandes como Mary J. Blige o Sade Adu, ahora Solange se ha enamorado del jazz. Este trabajo de homenaje a su ciudad natal de Houston, Texas, de canciones cortas y enganchadas casi sin espacios de silencio entre los tracks, está mucho más cercano a la Joni Mitchell jazzera de mediados de los 70 que a su hermana cantando en Coachella. Hay muchísimas ideas, armonías, melodías y estilos reunidos en grageas en estos 40 y pocos minutos de música. Hay hip hop y rap, por supuesto, hay hasta algo de drum and bass, pero es el toque de jazz y de formas libres, de canciones en trocitos cual lado B del Abbey Road de los Beatles, la marca distintiva de este trabajo espacial. ¿Hay estrellas invitadas? Muchas: anda por ahí Pharrell produciendo algunos tracks, está don Blood Orange, está Tyler the Creator…y la voz de Solange como argamasa de este olimpo musical. Muchísimas ganas de ver como se presenta este disco tan elegante en directo. Allí estaremos.