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Oro parece

Lúa Coderch en el Nivell Zero

Por Alexandra Laudo 05.02.15

Desde su institución, la Fundació Suñol articula su actividad expositiva principalmente sobre dos ejes: por un lado está la programación entorno a la colección de Josep Suñol, de la cual se van mostrando selecciones específicas en las dos plantas del edificio de Passeig de Gràcia; por otro está la programación del Nivell Zero, situado en el patio de manzana anexo al edificio de la Fundación, con la cual la entidad quiere favorecer la producción artística de vanguardia y dar visibilidad a la creación más actual. Esta programación se despliega a través de los llamados “Actos”, que mayoritariamente son exposiciones monográficas de jóvenes artistas contemporáneos. Desde un primer Acto 0 que tuvo lugar en el otoño de 2007, se han sucedido en el Nivell Zero multitud de pequeñas exposiciones y actividades de formato experimental, hasta llegar al actual Acto 30: Oro, una magistral video-instalación firmada por la artista Lúa Coderch.

La propuesta central de Oro es una pieza videográfica de poco menos de treinta minutos en la que una voz en off va hilvanando pequeñas anécdotas con reflexiones de distinta índole y comentarios analíticos de algunas imágenes, dando lugar a una seductora deriva auditiva que discurre en paralelo a la narración visual. Ésta, a su vez, está compuesta por varias secuencias visuales que, aunque funcionan autónomamente, avanzan estableciendo referencias las unas a las otras, desencadenando ecos formales y lingüísticos entre ellas. A nivel temático, la pieza se erige como una especulación sobre la noción de apariencia (y por lo tanto, sobre el concepto de imagen), y sobre cómo ésta puede constituir el fundamento en base al cual se construyen socialmente el valor y el sentido de las cosas. Oro aborda, directa o indirectamente, cuestiones que tienen que ver con la relación entre esencia y superficie, entre continente y contenido, y explora cómo estas dicotomías intervienen en la conformación de las nociones de confianza, transparencia, credencial, y fraude, entre otras. Así descrita, Oro podría parecer un espeso tratado estético-ontológico, pero es de hecho todo lo contrario: aunque aborda este tipo de cuestiones sesudas, lo hace a través de un discurso próximo y llano, incluso divertido en ocasiones, que engancha al espectador desde el primer momento. Tal vez parte de este magnetismo viene dado por el recurso de la artista de construir el relato desde la primera persona, incorporando en él anécdotas y comentarios que refieren a su origen y a su trayectoria, al menos aparentemente. Y no utilizamos este adverbio a la ligera, ya que algo muy interesante del vídeo de Coderch es cómo el contenido temático de la obra, la reflexión sobre la apariencia y sobre la tensión entre forma y fondo, no se desarrolla únicamente en un plano teórico o discursivo, sino que de manera sutil e inteligente se infiltra en muchos de los elementos que conforman la obra: desde la impostura de recurrir a una voz femenina de acento peruano (cuando una de las primeras cosas que nos explica esa voz es que quién habla -supuestamente la artista- nació en Perú pero no guarda memoria alguna de esa etapa de su vida), a la correlación estética que se establece entre muchas de las imágenes del vídeo y los elementos que conforman la instalación en el espacio expositivo, pasando por la ambigüedad formal de algunos de estos objetos. En este sentido destaca, por ejemplo, un elemento rectangular cuya superficie está hecha de espejo, y que por lo tanto, más que emitir una información sobre su propia condición, refleja la del entorno; o la de un panel forrado con lo que en la distancia parece una tela africana -presente también en el video-, pero que en el espacio resulta ser una reproducción en papel; una tela que, a su vez, tiene un estampado con cofres cerrados y cofres semiabiertos vacíos, motivo que refuerza desde la iconografía el discurso que Coderch construye sobre lo aparente y lo esencial, sobre lo estético y lo especulativo.

  • Oro parece

    Oro (fotograma) 2014 (color, audio)

  • Gold like

    Oro (fotograma) 2014. Video (color, audio)

    Otro aspecto muy interesante de Oro es cómo entre las imágenes que conforman la narración visual aparecen múltiples referencias a obras anteriores de la artista. A modo de ejemplo: una reproducción del libro “Debt” es la base de su obra El aspirante; la imitación de una superficie de madera en un hinchable de plástico nos remite al colosal proyecto que Coderch presentó en la Fundació Miró la pasada temporada; una estructura tubular nos recuerda tanto a Mueble-bar como a Eco TGWNDOHM, como también nos lleva a ésta última obra un pájaro artifical que en algún momento vemos tumbado en el suelo; un brazo pendulante similar al de los gatos de la prosperidad chinos nos recuerda a su obra Hey Maastricht; y un film iridiscente arrugado con el dibujo de un tulipán pertenece a su pieza Semper Augustus.

  • Oro parece

    Oro (fotograma) 2014. Video (color, audio)

    Es poco probable que Coderch haya desplegado este compendio de sutiles citas a su corpus artístico con la intención de que un espectador cualquiera las reconozca. Parece más razonable pensar que se trata de un juego irónico y poético que la artista realiza para ella misma. Pero lo cierto es que este conjunto de referencias podría trazar una narración que funcionaría como el reverso del relato que construye la voz en off, y que también nos hablaría de la artista pero sin aparentarlo. Una narración que no obtendría su rédito desde lo estético, desde lo que se muestra y se predica, sino que, como en la alquimia, su valor vendría dado por lo que permanece oculto, por lo que se silencia.

  • Oro parece

    Oro (fotograma) 2014. Video (color, audio)