b-ing Arquitectura
Encuentro con Oscar Niemeyer
Con el fin de conmemorar el fallecimiento de la leyenda viviente de la arquitectura Oscar Niemeyer, os ofrecemos este artículo publicado en b-guided #20 Verano 2004 en ocasión de conocerlo en persona en su estudio de Río de Janeiro. Posteriormente Niemeyer ha sido autor de varios edificios, uno de los cuales, el Centro Niemeyer de Avilés, se encuentra en Asturias, España.
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Retrato de Oscar Niemeyer: Mathieu Salvaign
En São Paulo corre el rumor de que la última vez que Fidel Castro estuvo en Brasil, insistió en visitar al renombrado arquitecto modernista brasileño Oscar Niemeyer en su estudio de la playa de Copacabana, en Rio de Janeiro. Evadiendo a los paparazzi y a los curiosos, subió en el ascensor que lleva desde el parking del sótano hasta el estudio de Niemeyer, aplazando su regreso a Cuba para cambiar impresiones con el maestro, miembro del Partido Comunista Brasileño desde 1945.
Los edificios del 'intensamente brasileño' Oscar Niemeyer han sido descritos como la única rama independiente de la arquitectura moderna. Para apreciarlos más plenamente resulta esencial conocer un poco el contexto. Brasil es un país embriagador y vibrante: es vasto, el quinto territorio más grande del planeta; exótico, uno de los pueblos de mayor variedad étnica del mundo, y tiene grandes diferencias en lo económico: a pesar de ser una de las naciones más industrializadas, la riqueza del país pertenece a un pequeño porcentaje de la población. Lejos de ser un país tercermundista, Brasil puede presumir de una infraestructura muy desarrollada, tiene una red de transporte de autopistas que hacen al país muy fácil de recorrer, la mayoría de las grandes ciudades poseen redes de metro limpias y eficientes y los vuelos internos despegan puntualmente con muy pequeñas variaciones. Aunque el país funciona en muchos niveles, las divisiones de clases, serios problemas sociales y un ciclo económico que oscila entre la expansión y la quiebra, condenan al país 'del futuro' a un futuro que parece no llegar nunca.
Nacido en 1907 en una familia de origen árabe y germánico, Oscar Niemeyer ha ejercido la arquitectura durante mucho tiempo, produce todavía algunas de sus mejores obras mientras se acerca al año de su centenario y está muy presente en la vida cultural de Brasil. El Museu de Arte Contemporanea de Niterói, concluido en 1996, fue descrito como 'uno de los 10 edificios que dieron forma a la década' por la revista World Architecture.
Como arquitecto profesional, la suerte de Niemeyer ha ido muy unida a la historia política de su patria. Su carrera abarca la mayor parte del siglo XX y se adentra a ritmo constante en el XXI. En 1936, una de sus primeras colaboraciones en el emblemático Ministerio de Educación y Salud (1937-43) de Le Corbusier, en Rio de Janeiro, dirigió por primera vez la atención de sus colegas hacia Niemeyer. Además de una inmensa cantidad de proyectos en su Brasil natal, también participó íntimamente en el diseño del edificio de la UN en Nueva York, donde una vez más colaboró con Le Corbusier. Durante la década de 1950 se ocupó de varios encargos fundamentales en Brasília y fue miembro del jurado en la selección del plan maestro definitivo de la ciudad. Durante el régimen militar vigente entre 1964 y la restauración de la democracia 21 años después, Niemeyer se vio forzado a vivir en el extranjero, donde diseñó muchos edificios de renombre en Europa y el Norte de África. En la actualidad deja el funcionamiento cotidiano del estudio en las manos de su nieta, también arquitecta, y otros miembros de la familia, pero aún mantiene un estricto método de trabajo. Entre sus proyectos actuales se cuentan cuatro edificios sustanciales que completarán el eje monumental de Brasília, así como una enorme urbanización en Niterói, el 'Camino Niemeyer'.
Su inspiración proviene principalmente de cuatro elementos: "las playas blancas, las altas montañas, las viejas iglesias barrocas y las bellas mujeres bronceadas." Niemeyer no tiene tiempo para líneas rectas, los espacios inscritos en sus edificios son fluidos y sensuales, orgánicos y protectores. Después de franquear todas las estrictas medidas de seguridad que rodean su estudio, algo compartido con la mayoría de los edificios de las ciudades brasileñas, se nos dirige hacia el largo corredor del rascacielos Art Déco hasta un ascensor de época que nos llevará al estudio del ático. Al girarme contra la penumbra de la mañana carioca, capto la primera imagen de esa pequeña figura agachada, leyenda viviente de la arquitectura, lo que en el terreno del rock and roll equivaldría a encontrarse con un longevo Jim Morrison que siguiera produciendo discos geniales. El estudio da a la playa de Copacabana y a las curvas sensuales del horizonte, y hay un tabique interior decorado con una serie de dibujos lineales en el estilo característico de Niemeyer. Por fin se nos hace pasar al sanctasanctórum del despacho privado de Oscar, lleno de libros e imágenes de cuerpos femeninos semidesnudos, para ser recibidos por él.
Durante mi viaje por Brasil he ido visitando tantos edificios de Niemeyer como fuera posible en São Paulo y Rio de Janeiro, y me habían llamado la atención por lo sencillos y desprovistos de detalles innecesarios. Me interesaba conocer sus opiniones acerca de la aparente simplicidad de muchos de sus edificios, la sencillez con que están compuestos, sin muchos de los forzados detalles de otros arquitectos. Niemeyer explica cómo los umbrales y la protección contra el clima tropical de Brasil hacen superfluos tales artificios, y que en sus edificios tiene primacía la silueta. Esta aparente simplicidad también está asociada con los oficios y presupuestos de los que se disponga. A continuación le pregunto sobre los aspectos técnicos del hormigón armado y la forma en que puede evolucionar como material más allá de los límites que ya se le ha forzado a alcanzar. Niemeyer cita a Le Corbusier y Mies van der Rohe como las dos grandes influencias de su carrera, en especial los cinco puntos de arquitectura de Le Corbusier, así como su dominio del material preferido de Niemeyer, el hormigón armado.
Mirando en retrospectiva la realización del ambicioso programa de construcción de Brasília, la capital de Brasil diseñada, construida y en funcionamiento en el término de cinco años, se hacen claramente evidentes los muchos problemas sociales y urbanos que supone el diseñar una ciudad desde cero. El plan maestro preparado por Lúcio Costa, uno de los mentores de Niemeyer, imaginaba una ciudad concebida para el automóvil, pero la mayoría de sus ciudadanos aún no pueden permitirse comprar uno. Casi tres cuartas partes de la población de Brasília se ven forzadas a vivir en los poblados satélite que rodean la capital. Niemeyer, a cargo del diseño de las piezas arquitectónicas que componían el plan, se muestra muy escéptico acerca de la posibilidad de crear una sociedad igualitaria únicamente por medio de la arquitectura. "Los que viven en Brasil saben que es un país pobre. Sólo una persona muy insensible podría ver la miseria y sentirse feliz. Por lo tanto, tengo esta preocupación política, que a fin de cuentas es más importante que mi arquitectura."
Su obra está más abocada a elevar el espíritu humano, a despertar la apreciación del mundo natural que nos rodea creando una visión prodigiosa del futuro. No puedo evitar pensar en lo cansado que debe resultarle a Niemeyer responder a los arquitectos y periodistas que le visitan periódicamente en su estudio de Copacabana, en la cantidad de veces que habrá repetido las mismas opiniones y pensamientos. Distanciado por la edad, el idioma y la cultura, estoy maravillado por el hecho de que continúe por aquí y en tan buena forma.
Es víspera de Carnaval. La ciudad se lanzará pronto a la locura generalizada que éste conlleva. Hacia el final de nuestra conversación le pregunto qué consejo daría a los arquitectos jóvenes que empiezan su carrera. Modesto como siempre, mantiene que sus decisiones y método para hacer edificios fueron válidos para él y que de manera similar, todos los diseñadores deben seguir su propio camino en la vida y confiar en su instinto. Nos despedimos y Oscar nos desea una agradable estancia en Rio. Mientras salimos del estudio pienso en la dedicatoria de su libro 'Mi Arquitectura': "Lo más importante no es para mí la arquitectura, sino la familia, los amigos y este mundo injusto que debemos cambiar. La arquitectura no es más que un complemento."… entonces decido aprovechar al máximo el Carnaval Carioca. -
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Museu de Arte Contemporanea. Niterói, 1991-1996. Cuando se concluyó su construcción en 1996, fue descrito como 'uno de los 10 edificios que dieron forma a la década' por la revista World Architecture. Erigido para alojar una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes de Brasil, está situado ante la deslumbrante costa de montañas y bahías que rodea a Rio de Janeiro. Su forma sugiere un platillo volante a punto de volar flotando sobre el borde de la bahía que se halla más abajo. La colección se distribuye en tres plantas de diámetros distintos. Se accede mediante una rampa serpenteante de color rosa fuerte que comunica la plaza de la entrada con el plano intermedio de la galería. -
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Catedral Metropolitana Nossa Senhora Aparecida. Brasília, 1956-1960. Señalando el punto donde se inauguró la ciudad de Brasília en 1960, este edificio recuerda la iconografía religiosa de la corona de espinas o el cáliz invertido, tan fundamentales en la religión católica de Brasil. La planta baja de la catedral está a dos metros bajo nivel y se entra a ella por una rampa flanqueada por gigantescas estatuas de los santos. En el interior, la luz que penetra por la cúpula de vitrales se combina con el reflejo del agua del foso, que rodea la estructura de hormigón para crear un motivo de luz y sombra siempre cambiante, según la posición del sol en el cielo. A pesar de sus 40 m. de altura y su capacidad para dos mil personas, el espacio tiene un aire a la vez íntimo y sobrenatural. -
Panteón Tancredo Neves. Brasília, 1987. Conmemorando la rebelión de las Minas Gerais en 1792 contra la ocupación por el poder central portugués, un trascendental suceso histórico brasileño, el Panteón se sitúa justo detrás del edificio del Congreso. Niemeyer aporta un receptáculo que desafía el sentido de la luz y el espacio del visitante. La entrada por medio de un puente conduce a una zona de recepción comunicada con el piso superior por unas escaleras alfombradas, oscurecidas hasta el grado más bajo de iluminación necesario para ver el camino. El primer piso se abre en un volumen iluminado únicamente por un poderoso vitral, obra maestra de Marianne Peretti, y el reflejo de los focos dirigidos al fresco de João Camara, Muerte de Tancredo Neves. Desorientado y aislado de la intensa luz solar exterior, el visitante vive en el Panteón una conmovedora experiencia arquitectónica. -
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Congreso Nacional. Eje Monumental, Brasília 1956-1960. Corazón del poder legislativo de Brasil y joya de la corona de la Plaza de los Tres Poderes, la colección de edificios que conforman el núcleo administrativo de Brasília. El conjunto completo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y continúa siendo cautivadoramente futurista en su expresión arquitectónica. La composición consta de dos torres gemelas de 28 pisos y dos hemisferios, uno de ellos invertido, bajo los cuales se alojan el Senado y la Cámara de Diputados. Las formas recuerdan la amplitud del paisaje. Originariamente se accedía por una rampa abierta al público, actualmente las zonas de visita están limitadas. Aún así, el edificio logra sostener todo el eje administrativo con su poderosa forma escultural.Artículo publicado en b-guided #20 Verano 2004. ©b-guided